Oráculo Habanero
En la antigüedad los griegos iban a lugares sagrados como Delfos y Pitonisa para hacer preguntas a los dioses sobre cuestiones inquietantes. A estos lugares de pronunciamientos divinos llamamos oráculos, que proviene del latino "orare", que también nos trae "oración" al castellano. Con el tiempo las características divinas de los oráculos se fueron perdiendo, y hoy en día llamamos oráculo a alguien que todos escuchan con gran respeto y veneración por su gran autoridad y sabiduría.
¿A que viene esta lección de historia y etimología?, se preguntaran ustedes. Nada, que parece que en labana estamos construyendo un oráculo nuevo. Este oráculo moderno no tiene ni paciencia ni tendencia de esperar por las suplicaciones de los fieles, solo le preocupa soltar sus perlas ante las multitudes. Si las perlas hacen o no hacen falta no le interesa, si las perlas son plásticas y sin brillo, no le interesa, si son desajustadas a la realidad le roza. Lo que si tiene en común con los oráculos griegos es que espera que sus pronunciamientos sean aceptados, comentados, y venerados.
Los oráculos griegos duraron años, pero al fin desaparecieron porque sus predicciones no se ajustaban a la realidad y dejaron a muchos embarcados. Si hay algo que hemos aprendido de la historia es que no solo se repite, pero que se repite como una película, escena tras escena, igual hoy que ayer. Vamos a ver cuanto dura esta.
1 comentario:
Esos oraculos se equivocan hasta de lo que se equivocan, no se le puede creer ni lo contrario de lo que dicen ñoooo!!!
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